¿Es posible usar el fuego que destruyo tu vida, para crear una de nueva?
“Que las
incandescentes cenizas de mis derrotas sirvan para forjar las espadas
de mis victorias.”
Basamos
nuestras vidas en una base de estructuración continua, “x” años
de estudios, seguidos por cierta formación profesional en el campo
donde decidimos volcar nuestros esfuerzos, para acabar con el colofón
del trabajo de nuestra vida. Lamentablemente, me atrevería a
asegurar que esto ocurre en menos de un 1% de la población, por
causas diversas, ya sean de base económicas, de resultados en los
estudios, de elección correcta de la rama donde queremos basar
nuestro futuro trabajo o de temas de salud.
Quienes
vais siguiendo mis reflexiones y también mi libroblog, os daréis
cuenta que este tema es recurrente en distintas formas, usar los
errores para retomar el camino, no dar por sentado que hay un único
camino en la vida y el que hoy nos compete, rehacerse a uno mismo
cuando tu vida ha tocado fondo, sea de una manera sentimental,
personal o profesional. Posiblemente la recurrencia sea debida,
porque
en mi vida he debido enfrentar las distintas formas de tocar fondo
para, en más o menos tiempo, tener que volver a reinventarme, de la
última, aún estoy en proceso de renovación.
No
entraré directamente en mi caso personal, porque creo que no es la
manera de explicar, puesto que puede parecer una forma pedante, de
demostrar lo que al final, no deja de ser uno de los instintos más
básicos de cualquier ser vivo, el instinto de supervivencia. Yo
puedo entender que ante un trauma, sea de la índole que sea,
sentimental, personal o profesional, uno pueda quedar aturdido,
desorientado, o poniendo un ejemplo pugilístico, en “Knockout”,
pero
debemos tener en cuenta que mañana el sol seguirá saliendo
igualmente y, en un momento o en otro, deberemos tomar la firme
decisión de redireccionar nuestra vida, usando como base lo que nos
ha dejado fuera de combate, porque en ese momento, no hay un reinicio
desde cero, hay un reinicio desde un punto de inflexión, desde un
momento, que de una forma u otra a derrumbado nuestro castillo de
naipes y roto con toda clase de expectativas que pudiésemos haber
formado hasta ese instante.
¿Por
qué elegir ese instante como base para nuestro nuevo comienzo? Bajo
mi punto de vista y por las experiencias que he tenido, usar de base
las ruinas que nos han quedado después de nuestro derrumbe, es la
mejor manera de afianzar el terreno para nuestra nueva construcción,
ahora que esta tan de moda el reciclaje, pues sería básicamente
eso, ya que en un momento u otro del proceso de aceptación de lo que
nos ha llevado al colapso entendemos el motivo, usar el resultado del
colapso para construir sobre él es la forma más lógica de aplicar
los conocimientos adquiridos antes y durante la debacle, para
incorporarlos de manera constructiva a la base de nuestro proyecto de
éxito, de otra forma, corremos el riesgo de volver a caer en sendos
errores derivados de las mismas decisiones que ya nos hicieron
sucumbir anteriormente.
“Cuantas
veces caiga, me levantaré. Cuantas veces sangre, sanaré
mis heridas. Cuantas veces naufrague, alcanzaré la costa. Sean las
veces que sean las que tenga que levantar los cimientos de mi vida,
de los escombros de la destrucción lo haré, hasta tener el último
aliento”
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