Divagaciones de un pensador

Prólogo La aventura del pensamiento, tan solo pretende ser una forma de expandir la mente, para ello, usar el método del compartir las divagaciones de una mente inquieta y sin filtros. No pretende, en ningún momento, intentar solucionar los problemas de nadie, ya que ni soy psicólogo, ni pretendo ejercer de ello, sino todo lo contrario, usar este pseudolibro como vehículo para compartir pensamientos a través de un blog y esperar críticas y valoraciones por parte del lector, teniéndolas en debida cuenta, para realizar las siguientes páginas o capítulos. Adentrarse en una aventura así, comporta un riesgo implícito, quedarse en blanco, un riesgo que estoy dispuesto a correr a sabiendas que será, no tan solo motivo de críticas, sino también de desinterés de los posibles lectores. La intención de escribir un capítulo semanal de una extensión cómoda para la lectura pero intentando no obviar ningún detalle , se antoja harto complicado, ya que es un tiempo bastante amplio el que

"No solo conocerás al farsante por sus andares, también por su verborrea insultante, pueril y sin sentido." A veces hay energumenos dispuestos a insultar la inteligencia de los demás, de creerse superiores usando los sentimientos del prójimo para intereses propios. Se piensan que sus palabras pueden encandilar, per se, a todo el mundo, vale que hay gente que caerá en sus redes, que creerán a pies juntillas, sus falacias y creen que los demás son inferiores, que deben, casi por decreto Ley, decir "amen amen"  a sus improperios y otros insultos para la inteligencia.

"La gracia de cualquier logro, es trabajar para conseguirlo. Los méritos regalados tan sólo llenan a los inútiles." Por desgracia cada día más, vemos y leemos sobre cargos públicos que por su situación de privilegio obtienen títulos  académicos ,  sino  sacados de un cajón firmados y sellados, con un más que discutible merecimiento para obtenerlos. Tener esos trozos de cartulina laureada enmarcados en sus despachos, no les da la capacidad de ser poseedores de los conocimientos necesarios para poder ejercer lo que pretenden acreditar dichos títulos. Todos sabemos que el esfuerzo es costoso, que muchas veces son horas y horas de trabajo con poco o ningún fruto, pero  aun  así, para lo que si sirven es para ir tomando experiencia que proporcionara un camino cada vez más encaminado a dar el fruto que de él esperamos. Por eso, nada da más satisfacción que poder disfrutar de los logros conseguidos con nuestro trabajo.