Ojo por ojo, todos ciegos
El anticuado estereotipo que tilda de cobarde, a quien responde con la indiferencia ante una agresión, es el que sigue llevando al mundo a conflictos bélicos sin sentido, batallas que libran y padecen, pobres abnegados, sufriendo las consecuencias de los ególatras que hay en el poder."
La lógica, que es una opción cada día menos usada, nos lleva a afrontar los conflictos o agresiones de una forma dialogante, intentando agotar las medidas diplomáticas antes que la fuerza. El problema, reside en que el ser humano de cada vez usa menos la lógica y más el enfrentamiento directo.
Poco hemos aprendido de los grandes conflictos del siglo XX, que llevarón al uso de Napal, Antrax o de bombas nucleares, que costaron millones de víctimas inocentes, los que se vieron en el centro de un conflicto de égos y poder.
En los conflictos pasa lo mismo, en menor escala, pero lo mismo, las consecuencias colaterales pueden ser igual de debastadoras, porque todas las reacciones beligerantes, tienen consecuencias propias y externas. Deliberar, y dirimir diferencias por la vía del diálogo, es como se disuelven los problemas sin llegar a consecuencias mayores.
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