La vida en imágenes estáticas
Capítulo XXVII
La
vida en imágenes estáticas
Pensar
que la conservación de momentos de nuestras vidas corresponde al
periodo encaminado por la invención de la fotografía, es no tener
ni idea de la historia del ser humano como tal. Desde que los
homínidos comenzaron a tener consciencia de que la información
adquirida por una generación, debía ser trasmitida a la siguiente o
también, dado el caso, a grupos adheridos a su tribu, no tan solo
nació la comunicación fonética, sino también, la comunicación
visual. La importancia de dejar constancia de cazas, uniones,
batallas y otro tipo de acontecimientos, se va reflejando a lo largo
de la historia desde que el hombre adquiere esa necesidad de
inmortalizar sus hazañas, ya
sea para instruir a otros, o como sucedería más adelante, para ser
recordados y/o venerados por sus congéneres o por las generaciones
venideras. Gracias a esta práctica hemos podido ir recomponiendo la
vida del ser humano antes de los escritos y complementándola de
manera gráfica cuando la escritura hizo presencia en nuestra
historia.
Desde
siempre, nos llama la atención que una imagen estática, no tan solo
atrape en el tiempo dicha imagen, sino también nos pueda trasladar a
su contexto, al significado de ese momento en concreto, sin que en
ella tenga que aparecer ningún escrito que la describa. Cierto es,
que la diferencia de significados de una fotografía, escultura,
pintura etc, es casi tan dispar, como la cantidad de gente que la
interprete, ya que las sensaciones que produce cualquier imagen, aun
viéndolas en el preciso momento en el que ocurre, depende mucho de
la sensibilidad, el carácter y la capacidad de empatía de cada
persona, con lo cual, pocas personas opinarán lo mismo de lo que le
trasmite una imagen, a no ser claro, que sean expertos en el autor,
ya que ellos, suelen conocer detalles de su vida y circunstancias de
las obras, los cuales influyen
en la forma de interpretar cualquier obra, puesto que lo que suelen
hacer es, dar a conocer lo que pretendía expresar el autor, a
sabiendas de todas las circunstancias anteriores. Dicho esto, por
muchos avances que haya en la tecnología, la imagen estática sigue
siendo una base indispensable para, expresarnos, complementar textos,
en resumen, de comunicarnos de cierta forma con los demás.
Ya
sea el dibujo, la pintura, la escultura, los tapices o la fotografía,
seguimos teniendo la fijación y la necesidad, de que algunas de
ellas, sino todas, compartan nuestro espacio diario de vida, nuestro
hogar. En cada hogar, seguro, podremos encontrar, cuadros, figuras de
cerámica, alfombras o tapizados y fotografías, que nos ayudan ha
decorar nuestra casa, dándole, tanto un toque personal, como una
sensación de lugar más acogedor. Además, sino todos, casi todos,
tenemos diversos álbumes de fotos donde esta reflejada la progresión
de nuestra vida y que en más de una ocasión usamos para recordar, o
dar sentido a un momento concreto, puesto que nuestro cerebro,
responde con más precisión cuando tiene ciertos estímulos que le
ubiquen en la época a la cual queremos referirnos,
o simplemente recordar. Si que es cierto, que con las nuevas
tecnologías y la aparición de las redes sociales, la cantidad de
imágenes que percibimos a diario, de imágenes estáticas me
refiero, es comparable, con las que percibía una persona en toda su
vida hace un siglo, pudiendo, en parte, desvirtuar la importancia que
tienen y tendrán, algunas de ellas en nuestra vida.
Como
ya he comentado antes, una imagen, y a partir de ahora ya hablaré de
la fotografía para reforzar su importancia ante el vulgar uso que se
le da, por mucha gente, en las redes sociales, una imagen, no es tan
solo el primer plano, sino su contorno, el momento, la percepción de
los sentimientos, el uso de la luz y los colores, la importancia de
prescindir de estos últimos para dar otro sentido a esa instantánea,
porque en muchas ocasiones, para poder explicar un momento, un estado
de ánimo, o simplemente, para dar un contexto a una fotografía, es
preciso hacerla en blanco y negro. Sobre esto último, se podría
pensar, que más da en blanco y negro o en color, si la fotografía
es la misma, no, no es la misma, de hecho, el significado, la
percepción de la luz, de los brillos, de las sombras, de los
volúmenes, es totalmente distinta, la profundidad que da un blanco y
negro en ciertas instantáneas, es imposible de conseguir en una
fotografía en color, debemos recordar que la fotografía,
normalmente y sino se trata de una exposición en 3D o un holograma,
es una imagen en dos dimensiones, o sea, carece de profundidad,
efecto que, quien realiza la instantánea, consigue darle jugando con
los primeros planos y los objetos que conforman el fondo.
Llegados
a este punto, y si sentís curiosidad por ver la diferencia entre las
fotografías, selfies y demás, que nos encontramos en las redes
sociales, hechas sin ningún tipo de planificación, ni cuidado con
las luces, la sobreexposición etcétera y la realizada por un
profesional, solo tenéis que buscar en las mismas redes sociales,
perfiles de fotógrafos profesionales y ver, porque siguen existiendo
hoy en día y la importancia de su trabajo para cierto tipo de
fotografías más, digámosle, importantes en
nuestras vidas, eso no quiere decir, que de tanto en tanto, cualquier
persona haciendo una foto “a salto de caballo”, consiga una
instantánea de una gran calidad, pero no es lo más normal.
Posiblemente, la cantidad casi abusiva de fotografías que inundan
día a día nuestras redes sociales, nos hacen darle menos
importancia a la calidad que se necesita, en ciertas ocasiones, para
reflejar lo que queremos expresar con ellas en el momento que las
tomamos, cosa que muchos intentan suplantar con filtros y efectos,
que de haberse tomado un poco más de tiempo y haberse fijado en
factores como la luz, la perspectiva, los ángulos, el enfoque y
ciertos detalles, que sin querer llegar a tomarse el tiempo que un
profesional se tomaría, ni pretender obtener la misma calidad, si
nos darían un resultado mucho más complaciente y más ajustado con
lo que, en un principio, teníamos pensado que debía de ser dicha
foto.
En
resumen, ya sea dibujando, pintando, esculpiendo o fotografiando,
retener momentos de nuestra vida y hacerlos imperecederos, ha sido,
es y será, algo unido al ser humano, para darnos la posibilidad de
obtener cierta inmortalidad, puesto que, mientras alguien conserve,
revise y exponga esos momentos congelados en el tiempo, una parte de
nosotros, seguirá viva.
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