Consecuencias de la globalización



Capítulo XXV

Consecuencias de la globalización

Cuando, hace ya unos años, el entonces G8 comenzó ha hablar de globalización, además de encontrar el rechazo inmediato de ONG’s no partidarias, que arrastraron allá donde iban, a centenares de miles de personas para protestar sobre las consecuencias en el cambio climático y las barbaries que produciría en el comercio local, sin entrar ya en la repercusión directa que esto tendría en lo que llamamos el “tercer mundo”, la mayoría de población se creyó la cantinela de ese grupo de potencias mundiales, que nos mostraban la oportunidad de un comercio totalmente abierto en todo el mundo, del cual, según estos políticos nos beneficiaríamos todos porque supondría una bajada en los costes para las exportaciones entre países. No tan solo, no ha sido así, sino más bien lo contrario, se han fomentado las “macroempresas” conformando una acumulación de la riqueza mundial en una cantidad mínima de personas y/o empresas, encareciendo los costes para los pequeños empresarios y precipitando al vacío la clase obrera, la cual, ve extremadamente mermado su nivel de vida con unos sueldos que, no es que no hayan subido, sino que al encarecerse los costes de todo, ha provocado que el poder adquisitivo de esa clase, baja o media-baja, se haya visto reducido hasta niveles alarmantes.

Para entender mejor los conceptos, dibujaremos la situación de un empresario de gran producción antes y después de los acuerdos de globalización, para poder entender, el porqué de su escalada casi sin fin y el porque de la depreciación de las empresas medias y pequeñas, que por el contrario, con sus impuestos y trabajo, son los que siguen sustentando a la gran mayoría de países, porque esa globalización también ha afectado a los países originarios de esas grandes empresas y a los que aceptan sedes de esas grandes empresas, a cambio de unos beneficios fiscales que lo que hacen es destruir la economía de dicho país.

El ejemplo, como comprenderéis, será con nombres ficticios tanto de la persona física como de la empresa. Usando el nombre que dan a un desconocido en EEUU, diremos que el Sr. John Doe dueño de una empresa de preparados químicos para la agricultura, antes de los acuerdos de la globalización, aunque su empresa tenía unos ingresos altísimos y sus exportaciones se contaban por cientos de países, la rentabilidad de su producto era de un 80% en el país local y de un 60% de media, en los países de exportación, debido que la producción se hacía con materia prima importada y en laboratorios nacionales, lo cual, suponía gastos de aranceles y transportes, que mermaban la rentabilidad del producto. Aun así, el Sr. John Doe, al tener poca competencia en los años antes de los acuerdos del G8 y los demás países, amasó una fortuna ya considerable, permitiéndole especular con los precios tanto en la materia prima, como en la exportación, porque iba absorbiendo pequeñas empresas dedicadas al mismo sector, tanto de su país, como de países a los que compraba o vendía su producto, haciendo que los porcentajes de beneficios y de rentabilidad subieran poco a poco. El gran problema de esta empresa se encontraba, en las medianas y grandes empresas del mismo sector, en países interesados, con las cuales, por motivos logísticos y de aranceles, no podía competir al nivel que el desearía, aunque seguía teniendo presencia en venta en esos países.

Aunque este ejemplo, sea un poco enrevesado, lo estoy desarrollando así, porque el cambio repentino se da cuando los acuerdos de globalización se firman. El porqué, simplemente porque el Sr. John Doe, bien asesorado, lo que hace es montar un holding empresarial, o sea, una empresa con su marca habitual y submarcas con productos relacionados, o directamente con el mismo tipo de productos, con diversas calidades y precios. Además de tener este entramado empresarial, la apertura de fronteras comerciales, le permite el invertir en laboratorios en los países de destino, en comprar los proveedores, mencionando también, la apertura de fábricas en países subdesarrollados, donde los sueldos son irrisorios y eso permite que su rentabilidad se dispare, multiplicando varias veces la que tenía antes de los acuerdos. Las primeras repercusiones de este sistema globalizado, son los cierres de los laboratorios que tenía en su país, que como mucho, conservara uno o dos, para investigación de I+D o para el desarrollo de nuevos productos, además de asegurarse así, no perder el poder que tiene en ese sector en su país. Estas primeras repercusiones, afectan directamente al personal que trabajaba en esos laboratorios y fábricas, perdiendo su trabajo, porque el mismo lo hacen en un país subdesarrollado por un sueldo, que en muchísimas ocasiones, resulta casi cien veces menor. También al convertirse en importador/exportador, puede especular con los precios, obligando a las empresas que antes le hacían competencia, a tener que cerrar o a formar parte de su holding empresarial, como empresas secundarias.

Llegados a este punto, podríamos pensar que tanto los tribunales de competencia de diferentes países o uniones económicas, actuarán sobre este tipo de monopolio, pues no, porque en verdad, sobre los papeles no es tal, ya que el Sr. John Doe, no aparece como propietario de ninguna de esas empresas, sino de una multinacional a la cual están “adheridas” esas empresas que, “practican” la libre competencia entre sí. Tampoco se verá relacionado directamente con los laboratorios y fábricas instaladas en países subdesarrollados, porque estas nunca aparecerán como que trabajen en exclusividad para este Sr., sino que lo hacen para exportadores y empresas distintas, pero que al final están relacionadas con uno de sus muchísimos “colaboradores”. Así, el Sr. Doe, ha pasado de obtener un 80% en su país y un 60% en los países de exportación, a obtener un 300 ó un 400% de media, en el global de sus operaciones financieras. Además, este Sr., monta una cadena de franquiciados, lo cual supone tener una marca reconocible al instante y dinamitar por completo cualquier tipo de competencia de minoristas que pudiese tener porque, o por precios inasumibles o por reconocimiento de marca, los pequeños comercios no podrán competir con él.

Las consecuencias de estos sistemas globalizados son devastadoras, el empobrecimiento de la población es cada vez más obvio, los pequeños y medianos comercios van desapareciendo a pasos agigantados, las grandes marcas burlan continuamente los impuestos, pagando cantidades vergonzosas en equivalencia a la generación de riqueza por la venta de productos en el país. En pocos años, más del 80% de la población de los países desarrollados, estará en el linde que separa la vida holgada, de la pobreza, porque pasar justos el mes, no nos equivoquemos, es pobreza, todo lo que no sea generar un pequeño beneficio mensual, para poder tener un activo sobrante a final de un año de trabajo, no es “vivir al día”, como solemos decir, es generar una deuda en unos pocos años, porque nuestro salario subirá muy lentamente y los gasto avanzarán de una forma inexorable. Pero el gran problema de todo esto, es que en pocos años, ya sean 50,60 ó 100, la economía mundial entrará en colapso total, porque la clase obrera no podrá comprar, la clase media, tendrá un poder adquisitivo equiparable a lo que es hoy la clase obrera y las grandes fortunas no podrán mantener su monopolio encubierto, no habrá movimiento económico necesario para sostener el sistema capitalista, que ha sido el causante de esta debacle.

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