El pasado, ¿un lastre o un referente?



Capítulo XIII

El pasado, ¿un lastre o un referente?

En cualquier momento de nuestra vida, sea para bien o para mal, saldrán a relucir aspectos de nuestro pasado, momentos que, muchas veces pueden resultar espinosos y muy molestos. Siempre teniendo en cuenta el carácter y la predisposición de la persona para afrontar los escollos que se nos van presentando, ese pasado puede ser un lastre que nos haga tener ciertos problemas a la hora de movernos con soltura en un futuro, o por lo contrario un referente para ser tomado como punto de partida o de cambio, aprendiendo de él y de los errores cometidos en ese tiempo.

Como en cualquier aspecto, los errores, son como una ciénaga, todos queremos no recordar que estuvimos embarrados hasta el cuello, no es de gusto revivirlos o que nos puedan condicionar en una relación, un trabajo, o en cualquier otro ámbito de la vida. Afrontarlos, admitirlos y corregirlos en la medida de lo posible, siempre tiene que ser el primer paso para poder encararlos con argumentos convincentes cuando puedan ser parte de un problema en un futuro. La peor de las opciones, pero la que casi siempre usamos todo el mundo, es huir de ellos, intentar enterrarlos confiando, que nunca volverán a cruzarse en nuestro camino, lo que suele pasar en estos casos, es que esos errores suelen saber salir a la luz, o alguien interesado puede rebuscar hasta encontrar hilo suficiente de donde tirar y, sino desentierra todo, normalmente somos nosotros mismos que, por la incoherencia en que te sume el ver que asoma algo que creíamos bien sepultado, acabamos por cometer otro error que suele empeorarlo aún más además de dejar al descubierto el que, tan cuidadosamente guardábamos. A veces la incompetencia del ser humano hace, que de una tontería mínima, que en su día se hubiese podido solucionar fácilmente rebajando nuestro ego y dejarlo zanjado, aparezca en el momento menos adecuado y de una forma ya sin solución ni mediación. Dar la espalda a nuestro pasado nunca es una forma de avanzar, sino una forma de huir, de renegar de lo que nos ha hecho ser como somos hoy en día, de mentirnos a nosotros mismos y en consecuencia a los demás, porque lo que nunca hemos de olvidar, que uno es como es por, de donde viene, la educación que ha recibido, la formación, pero sobretodo, por sus vivencias, por la forma que tiene de encarar los buenos y los malos momentos y, en esos malos momentos, por la forma en la que ha actuado en ellos.

Al final, tu lugar de procedencia, la educación y la formación, solo son la semilla de tu vida, las raíces las irás formando a través del aprendizaje y de la asimilación de las dos últimas, el tronco, de la puesta en práctica y del aprovechamiento de ese aprendizaje y, por último, las ramas, de la manera en que afrontes cada situación a la que te veas enfrentado durante tu camino, ya sean buenas o malas. Como podemos ver, el árbol está falto de hojas, porque esta son el resultado de todas las situaciones y si pensamos en un árbol, lo hacemos en miles y miles de hojas, pero es que en nuestra vida pasa exactamente igual, habrá miles y miles de situaciones, miles y miles de decisiones que deberemos ir tomando, no siempre tomaremos las correctas. Ahí, es donde sabremos si nuestro árbol florecerá o no, en la forma de subsanar las malas decisiones, en la forma de encarar los momentos negativos, en el modo en que nos desenvolvemos ante las adversidades, porque los buenos momentos son relativamente fáciles de gestionar, lo que de verdad marca la diferencia en la vida de una persona es su capacidad de respuesta, de aprendizaje y de asimilación ante lo negativo. Después de tener claros estos tres conceptos, nos podemos plantear como girar las tornas, osea, como convertir algo negativo en un referente para nosotros, hacer que algo que no hemos encarado en un principio correctamente, después de corregirlo, aprender y asimilar como nuestro ese problema, pueda ser el motor para situaciones venideras. Dicho así puede resultar un poco ilógico, pero no, cualquier contratiempo, bien gestionado y sobretodo gestionado a tiempo, puede ser una experiencia base para un futuro, servirnos como punto de partida en momentos de nuestra vida en que se nos presenten casos similares o simplemente para comenzar tanto relaciones personales o profesionales, para decirlo de otra forma, los errores del pasado, bien gestionados, pueden convertirse en los aciertos del futuro.

Una frase que tengo grabada en mi mente es, “cada día se aprende algo nuevo y cuando no aprendes, es porque para ti, no hay día”, frase que se la escuche una vez a un maestro y creo fehacientemente en ella. También creo que de donde más aprendemos y de donde más podemos sacar provecho, es de nuestros errores, por eso siempre digo que, “no hay que tener miedo a equivocarse, sino a no aprender de cuando nos equivocamos”. No hace falta ser demasiado listo para saber, que desde que nacemos, aprendemos equivocándonos, lo que pasa, es que cuando nos volvemos adultos, el maldito orgullo, nos impide ver que es de esas equivocaciones de donde salen las grandes ideas y que somos quienes somos, más por nuestros errores que por nuestros aciertos, porque nuestros errores nos han exigido más y nos han hecho aprender más cosas que nuestros aciertos, y que cuando subsanas ese error lo has convertido en un acierto, por eso decía antes que se puede usar un error como punto de partida para un gran acierto, todo reside en la mentalidad positiva, en la manera que decidamos actuar ante ese tropiezo para darle la vuelta y convertirlo en un paso en llano, o hasta a veces, en una pendiente positiva que nos ayude a tener más posibilidades y sea totalmente un referente para otras situaciones que se nos plantearan más adelante.

Encarar la vida con decisión, mirar al pasado para aprender hoy y, así, poderlo aprovechar mañana. Gestionad las emociones con la máxima cordura posible, porque nunca sabes cuando podrás encontrarte de cara con tu pasado y, si este, podrá fastidiarte un posible futuro. La frase de, “hacia atrás ni para coger impulso”, posiblemente quede muy bonita, pero mirar al retrovisor para ver como eramos, compararlo con como somos, nos podrá darnos una idea de como seremos y aunque parezca una tontería, esa información puede ser muy valiosa y más en una época como la que vivimos, en la que solo se mira atrás para verse si le sientan bien los pantalones a uno mismo y que tipo de culo te hacen. No temáis de los errores, aprended de ellos y posiblemente os sean de gran ayuda.

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