Celos, ¿amor o complejo de inferioridad?
Capítulo XV
Celos,
¿amor o complejo de inferioridad?
El
amor es la locura más bonita que pueda padecer el ser humano, suelen
darse un sin fin de anomalías para que este sea posible, se pierde
parte de nuestra coherencia, parte de nuestro carácter, el ego se
suele dividir por la mitad, un cúmulo de elementos que, en otras
circunstancias serían totalmente perjudiciales para el individuo, se
juntan para, en teoría, proporcionar felicidad, sosiego y
estimulación, ya que esta comprobado que muchísimas de las neuronas
que favorecen el pensamiento se estimulan cuando uno esta enamorado,
creatividad, ambivalencia, capacidad de razonamiento. Bueno, eso
sería lo normal, pero con la llegada del amor, también llegan la
inseguridad, la impaciencia, y la intolerancia, no en todos los
casos, pero por desgracia y lo vemos cada día más en informativos,
estadísticas y en casos más cercanos a nosotros, una gran mayoría
de las personas que alcanzan el amor deseado, acaban siendo causantes
del desamor, el odio y, muy tristemente en demasiadas ocasiones, la
tragedia. Cuando pasamos de esa locura bonita a la irracionalidad más
absoluta, y no creáis que es un paso gigante, sino un pequeño
peldaño que te inhibe del control de la racionalidad y te dirige a
una escalera que casi nunca puedes volver a bajar, pues en ese
momento es cuando la lacra de los celos entra en acción. La cultura,
aún a años luz de ser la que debiera, hace pensar a muchos que sin
celos no hay amor, que no se puede amar a nadie si no lo “proteges”
como a una posesión, que
si no demuestras a cada instante que estas vigilante es como si
quisieras que se marchara, o sea, que sin acoso no hay amor, porque
al final este tipo de comportamiento es el de un acosador y no el de
una persona enamorada.
Un
tema tan difícil como este y tan arraigado en todas las culturas,
por mucho que queramos desmarcarnos las culturas occidentales de el,
es complicado exponerlo en unos breves párrafos, aunque se trate,
como en todos mis capítulos de un aperitivo para incentivar el
debate entre las opiniones de los lectores, este es más bien un tema
que hay que desmenuzarlo al máximo posible para poder, tan si
quiera, acercarse a una base como para poder debatir sobre él. Dicha
complejidad viene marcada por la ceguedad de la sociedad en conjunto,
ya que no tan solo es víctima
la propia víctima
de los celos, sino también el celoso es una víctima
de su propia incoherencia, como
también pasa con los culpables, tan culpable es el celoso como el
celado, porque cuando se presenta una situación susceptible de
provocar algún tipo de desconfianza y no se ataja de raíz la propia
víctima se convierte inconscientemente en cómplice de dicha
desconfianza, normalmente suele ser en forma de disculpa a esa
acción… “es
que me quiere mucho”, o “tiene miedo a perderme”,
o cualquier otra fórmula de disculpa a la acción que se pueda
conjugar para quitarle la importancia que, en verdad, tiene de por
sí. Por eso digo que es un problema de educación de la propia
sociedad, más que del individuo causante en sí, puesto que nos
inculcan desde pequeños, el derecho de posesión en vez del deber de
defensión, que son dos cosas totalmente distintas y además muy
alejadas la una de la otra ya
que, en cuanto a personas nos referimos, nadie es de nadie sino
únicamente de sí mismo, pero tienes el deber de defender lo que
amas, compleja ecuación que, sin estar bien planteada desde que se
es un infante, llega a ser normal que el resultado sea el contrario
del deseado.
El
plantear desde la educación primaria que cada individuo pertenece a
sí mismo y no a nada ni nadie de su entorno, es enseñarles que cada
uno, puede y debe, tomar las decisiones en su vida para encauzar el
rumbo que desee, a sabiendas, de que es responsable único de ellas
mismas, acatando
así y enfrentándole, a las consecuencias derivadas de sus actos, no
dejando interceder a terceros ni para dirigirnos, ni para solucionar
nuestros problemas, sin
obviar que siempre se debe de escuchar consejos y opiniones, pero sin
que estas se usen como excusa de nuestros éxitos ni de nuestros
fracasos, ya que la última decisión debe de ser exclusivamente
personal. Este tipo de planteamiento a la hora de proporcionar una
educación, es base para que una de las muchas razones de los celos,
esté más asumida y se produzca menos, ya que “no
les damos el pescado, sino les proporcionamos una caña para que
aprendan a pescar”,
esta metáfora se refiere a la estimulación de la autoestima. Si
a un individuo, tras plantearle un problema le proporcionas la
solución, nunca sabrá salir de ese problema solo, creándole
angustia y un descrédrito propio a su autoestima y fomentando la
desconfianza, la respuesta más natural a la desconfianza es el
control o la violencia, lo
que traducido al ámbito de una relación, son celos, acoso y malos
tratos.
En
esa misma educación básica, hay que diferenciar lo ya expuesto con
el deber de defender nuestros intereses y los intereses de nuestros
seres queridos, eso no tiene nada que ver con el control, el acoso o
ningún tipo de violencia, tiene que ver con la coherencia del
instinto de protección y la necesidad de supervivencia. Sabiendo
separar claramente estos dos puntos Diferenciando
lo que es posesión a lo que es defensión, podremos sentar una base
firme para la salud de ese individuo en las relaciones personales, ya
no me refiero solo en las de pareja, sino a
todo el conjunto de relaciones que se supeditan a compartir y
sostener un espacio o un entorno. Para
conseguir eso, y no quiero ser cansado por lo repetitivo que va a ser
este tema en mis distintos capítulos, tenemos que tener claro que la
educación de valores es única y exclusivamente responsabilidad de
los tutores legales, ya sean padres, abuelos, tíos o cualquier otra
fórmula legal de tutoría de un menor, nunca tenemos que esperar que
sean los docentes que tomen la responsabilidad de los valores
inculcados, su responsabilidad más inherente es la enseñanza, si
que nos pueden y nos van a ayudar en la labor de instruir a nuestros
hijos sobre la importancia de tener unos valores claros y saludables,
cuando digo saludables, me refiero a la salud en las relaciones, en
el respeto hacia los demás, en la necesidad de comunicación para
poder tomar decisiones y no presuponer las cosas por muy claras que
parezcan. Teniendo clara esta separación de deberes, aunque la ayuda
del entorno escolar sea básica, debemos hacernos cargo de educar
correctamente y en un entorno saneado de tensiones y malas
influencias, a los que serán el futuro.
Con
todo lo expuesto hasta ahora, podemos argumentar que papel juegan los
celos en nuestra sociedad y sobretodo cual puede ser, en la mayoría
de casos, la causa más probable de la aparición de ese sentimiento
de posesión sin sentido que aborda a demasiadas personas. Uno
de los más habituales es el cultural, vivimos en una cultura cada
vez más recluida, más ensimismada, con más sentido de la unidad
como ámbito natural, con esto quiero exponer que cada día se usan
más las redes para todo, no necesitas más que un terminal conectado
a internet para obtener casi todo lo que desees, eso provoca y si no
ponemos frenos a estos hábitos de vida aun más, un estado de
confort a cerrar los espacios de nuestros núcleos familiares, esto
sumado a la alteración de la realidad que casi todo el mundo usa
para hacer sus perfiles, selfies, etc, en las redes sociales, fomenta
una inseguridad ante la mirada del mundo exterior, ya que lo que
verán será en “tú”
de
verdad. Leyendo este primer punto, puede dar la sensación de
inconexión con los celos, pero cuando a ese mundo enlatado le unimos
una pareja, por ejemplo, obtendremos un caldo de cultivo de control,
acoso y hasta me atrevería a decir, de maltrato psicológico, que se
ejerce a través de estos medios de comunicación. No debemos
olvidar, que el fin de casi todas las redes sociales, es el de
socializar, el de abrirnos a un mundo, que sin ellos sería
prácticamente imposible, puesto que te permite mantener contacto con
gente de todo el mundo en tiempo real. Distinto es el uso que le
damos, porque ahí es donde reside el problema principal, de un
herramienta de socialización pasamos a una herramienta de exposición
y/o control, que usamos a diario y que por eso fomenta la necesidad
de mirar lo que hace la persona con la que compartes tu vida.
Otro
de los motivos, quizás el más importante, es la falta de autoestima
que tenemos y, que en gran parte, viene creada por los estereotipos
que nos muestran, constantemente, en películas, anuncios, deportes,
etc, etc. Queremos seguir unos patrones estéticos, físicos y de
estatus de vida, que tan solo unos cuantos pueden conseguir de manera
natural, ya sea por genética, por esfuerzo, o por situación
económica. Al compararnos con esos estándares de personas
“perfectas”,
normalmente, nos induce a un sentido de inferioridad que provoca una
falta de seguridad con nosotros mismos. Eso, extrapolado a una
situación de relación de pareja, suele desembocar en un conflicto
de celos. Este
motivo se puede sumar al anterior, provocando que, entre la facilidad
de socialización que nos permiten las redes, sumado a una baja
estima, nos veamos, casi diría yo, a controlar impulsivamente, la
vida cibernética de la persona con la que vivimos.
En
el tema de los celos, no hay factores aislados, porque todos van
sumando “motivos”
para, que el que no tiene unos valores claros y una estima adecuada,
vaya enredándose en la maraña de sinsentidos y excusas para tener
ataques continuados de celos. Podríamos sumar más factores, como en
el caso de los hombres, la educación que por desgracia, aun hoy en
día es demasiado machista, pero y aunque suene raro y hasta
políticamente incorrecto, son factores más aislados y que no suelen
ser detonante, sino, un ingrediente más, para empeorar la situación.
Cierto que el machismo y la violencia de género está presente cada
día y que, por infortunio para todos, provoca muchas muertes de
mujeres, pero en mi más sincera opinión, no es causa sino
agravante, la
cultura machista, o más bien la incultura, supone que la persona, en
este caso el hombre, que ya padece el mal de los celos, obtenga una
“razón
social”,
para excusar su comportamiento obsesivo hacia su compañera, pero no
suele ser el desencadenante de ese mismo comportamiento.
Si
hemos seguido el hilo de esta exposición, podremos notar que he
cambiado de posición los motivos, otorgando como el más usual, el
causado por la falta de cultura de uso de las redes y la reclusión
del individuo en ellas. Esto viene motivado porque, con las nuevas
tecnologías, las prioridades han cambiado, eso ha afectado
radicalmente a nuestro comportamiento y a una serie de actitudes que
modifican claramente la interacción entre los demás
y
nosotros. Pero, si que es verdad que lo celos se alimentan de la
falta de confianza hacia uno mismo, el desconocimiento de nuestras
posibilidades y de lo que, en verdad, podemos ofrecer a la otra
persona, eso implica indudablemente, una falta de confianza para con
la otra persona y su interacción con terceros. Sean del sexo que
sean o de la orientación sexual que sean, las personas proyectan sus
miedos, sus inseguridades, su falta de autoconfianza, de la forma más
fácil, culpando a los demás de urdir complots contra
ellos, mostrando un comportamiento agresivo y posesivo, para así,
sentirse dueños de la situación y falsear una gran autoestima, y un
sentido de poder, que en verdad es todo lo contrario, porque cuanto
más celoso eres, menos control real tienes sobre los demás y lo
único que consigues es generar, miedo innecesario, rechazo e
indiferencia de los demás, todo por equivocar el concepto de pareja,
concepto que debe basarse en la confianza, el respeto y la
comunicación y no en la posesión, la fuerza y el miedo.
En
definitiva, no se ama más por demostrar celos, normalmente se ama
menos, y se acaba mal. Bajo mi punto de vista, lo único que
demuestran los celos son complejos, faltas de estima, de confianza
con uno mismo, que convertimos en un arma peligrosa, que se va
retroalimentando y acaba por ser una enfermedad. Deberíamos empezar
por tener una visión clara de nosotros mismos, de ofrecer a todo el
mundo esa visión sin filtros ni retoques, para obtener una pareja
que valore esos elementos y pueda compartir nuestras
inseguridades para mejorarlas, que viene a ser todo lo contrario de
lo que solemos hacer en el mundo virtual en el que vivimos, ya que
mostramos un “yo”,
lleno de mascaras, filtros y retoques, tanto en la imagen, como en lo
que somos realmente como personas, lo que provoca que una identidad
equivocada te proporcione una pareja equivocada, basada en las falsas
verdades que nos hemos creado. Y fuera de las redes, tres cuartos de
lo mismo, no intentemos ser quien no somos, porque lo que nunca
debemos hacer es intentar agradar, sino gustar por lo que somos, por
lo que podemos ofrecer en verdad y por lo que queremos compartir.
Se
que podría seguir argumentando porque los celos es el sentimiento
más irracional que tenemos, pero para eso os dejo que con vuestros
comentarios, podamos debatir, y argumentar otros motivos y otras
consecuencias de, este sinsentido comportamiento.
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