Que fácil es culpar a terceros de los errores cometidos ¿No sería mejor asumirlos y aprender de ellos?





Y cuando la vida te vuelva a golpear, acuérdate de no culpar a las diversas circunstancias, sino directamente, a no haber aprendido nada del primer golpe.”


Aprovechando la repetición de las elecciones y viendo, el catastrófico resultado que se ha producido, esta reflexión va dirigida a todos aquellos, como algunos de los políticos que han favorecido esta situación, se empeñan en culpar, de la falta de maduración de sus decisiones, a terceros, queriendo eximirse de cualquier responsabilidad, directa o indirecta, de los tropiezos reiterados con la misma piedra.

Como no soy hombre de política, ya que en los veintisiete años que hace que puedo votar, nunca he visto a un político hablar con sinceridad y coherencia, además que no ha habido en la historia política de España, de la reciente democracia me refiero, un solo presidente que haya cumplido ni un diez por ciento de todo lo prometido en campaña, prefiero hablar de la vida cotidiana. Tenemos la soberbia por compañera de viaje, la diferencia entre las personas está, en las veces que la dejamos salir a paseo cuando tropezamos y nos damos de bruces. Quien es humilde y de verdad quiere ampliar conocimientos y experiencias, mantiene bien atada la soberbia haciendo que, ese impulso natural por señalar al de al lado y entonar la frase pueril del...”yo no he sido”, quede reducido a ocasiones muy concretas y que, por otro lado, pueda ser hasta necesario, porque de esa situación, ni has tenido que ver nada, ni vas ha aprender nada. Se que ya en alguna de mis reflexiones he mencionado el valor de aprender de los errores, pero es que el error, es la manera más efectiva de aprendizaje, puesto que nos fija un punto límite o de partida, según sea el caso, el cual nos debe servir para corregir o bien, ciertos aspectos puntuales, o bien, la totalidad de nuestras malas decisiones, que nos han llevado a ese punto.

Aunque sé que he dicho que no hablaría de política, en este caso, si me sirve el ejemplo de la mala gestión de los tiempos y las formas, que se hicieron en la pasada legislatura fallida, la cual ocasionó estos nuevos comicios, los cuales, a su vez, nos han dejado un panorama bastante caótico. Pero como ya explique en otra de mis reflexiones, el caos, no es más que otro estado del orden, siempre y cuando sepamos, que buscamos, como lo buscamos y sobretodo, en el caso de este panorama político, con quien lo buscamos, teniendo en cuenta, que lo que esta en juego no son ni los egos, ni los sillones, ni las carteras de los ministerios, sino el futuro y la convivencia de un país, cosa que en las pasadas elecciones, ningún partido político, absolutamente ninguno, tuvo en cuenta, puesto que en todas las negociaciones, prevalecieron los “yoismos”, antes que el interés general.

Para finalizar y volviendo a dejar de lado el mundo de la política, los tropiezos, generalmente hablando, se producen por algún error que hemos cometido, aunque tengan implicaciones terceros, siempre hay una parte de responsabilidad que nos atañe, puesto que dejamos que pasase, que eso ya es suficiente responsabilidad. No busquemos culpables, asumamos nuestra parte de responsabilidad y, en caso de no poder resolverlos positivamente, aprendamos de ellos para no repetirlos.


Si tropiezas dos veces con la misma piedra, no cambies de camino, mejor mira por donde pisas para, así evitar seguir cayendo en ese mismo lugar.






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