Los pecados de la mente


Capítulo II 

Los pecados de la mente 

Siempre que pensamos en pecados, los abstraemos al estado religioso, a un extracto de creencias espirituales que determinan que tipo de comportamiento debe ser considerado blasfemo y así delimitar nuestras actuaciones en la vida. Sin entrar en creencias que sin ninguna duda merecen todo el respeto, podríamos usar el termino de pecado también para denominar los comportamientos que, sin ninguna duda, denostan la capacidad del uso de nuestra mente, no permitiéndonos avanzar y discurrir con cierta solvencia. En muchas ocasiones, somos los únicos culpables de nuestra desesperación, tendemos a la autodestrucción con comportamientos laxos, que hacen flojear todo nuestro sistema cognitivo, la capacidad de comunicación clara y el pensamiento nítido, totalmente necesario para el óptimo desarrollo de nuestra vida. Intentando ser lo más explícito posible, dividiría en tres los pecados de la mente, “DESIDIA”, “DESÁNIMO”, “DEPRESIÓN”, tres “D” que debemos hacer desaparecer radicalmente de nuestros pensamientos. Tengo muy presente que son tres estados de ánimo que persiguen nuestra existencia por culpa de esta sociedad, que tiene por meta, la única intención de exprimir a las clases menos favorecidas estresándolas y denostando su valor, haciéndoles creer que sin su existencia la vida tal y como la conocemos existiría igual. Nada más lejos de la realidad ya que, sin los peones, el Rey no tiene reino y sin reino al que gobernar, el Rey es un simple peón. Por eso estos estados de ánimo implantados, son los que debemos aprender a controlar. 

Sin poner en duda la capacidad de actuación de los profesionales, como psicólogos o psiquiatras, el mejor médico para nuestra mente somos nosotros mismos. La claridad del pensamiento comienza por intentar positivar las emociones, pero esto es un tema que tocaremos más adelante, ahora interesa hablar de los canceres ideológicos, capitulando cada uno de ellos. 

Desidia: Negligencia, inherencia, falta de cuidado. 

Ya la definición literal nos remite el término “Negligencia”, un término duro e inequívocamente taxativo, que propone la importancia negativa que este estado remite sobre nuestro comportamiento. Pero más allá de lo literal, la desidia es un mal, un cáncer para nuestra mente, un abismo creado por nosotros mismos que nos impide el avance natural de nuestras relaciones y de nuestra vida. Exponemos la peor cara de nosotros descuidando nuestra imagen física como intelectual, haciendo que los demás no estén receptivos a nuestras necesidades, ya que la proyección de de un “no pasa nada”, pasota y sin ningún interés por cambiarlo. Otra de las consecuencias viene directamente ligada a esto último comentado, que al final se convierte en la indiferencia de los demás hacia nosotros porque no tenemos nada que ofrecer, para que los demás nos den ese pequeño empujón que, a veces, es muy necesario. 

Desánimo: Desaliento, falta de ilusión o ánimo. 

De las tres “D” que componen esta lista, es la que hace de ligazón con las dos otras, la consecuencia del comportamiento negligente de la desidia, y a la vez la causa de la frustración de la desesperación, pero, aunque no existan las otras dos, el desánimo puede estar presente por si solo en nuestras vidas. Lo causan infinidad de situaciones, se retroalimenta a través de nuestra falta de voluntad por salir de él, nos hace sentir engañados, ultrajados, denostados, ignorados, sentimientos que, además, se agravan por la falta de interés por salir de ese estado. La falta de ilusión o de ánimo converge en un punto, el cual, nos acaba engullendo por completo, haciéndonos sentir inútiles e inservibles, condicionando nuestras decisiones en aspectos muy importantes de nuestra vida o de nuestras relaciones, tanto profesionales, personales, o íntimas. Toda esta situación acaba siendo el principio de la construcción de nuestra propia tumba ya que, en este estado, decidimos alejarnos de los demás, aislarnos casi por completo de las posibles influencias positivas y por contrario tendemos a acercarnos a las negativas, pensando, que esas son más similares a las nuestras y que encontraremos más comprensión. Nada más lejos de la realidad, ya que, si unes un combustible con una fuente de ignición, lo único que consigues es fuego o, en el peor caso, una explosión. Aunque no a todo el mundo afecta por igual, los patrones de comportamiento suelen ser muy repetitivos y se puede aplicar, casi por igual a todo el mundo. 

Depresión: Abatido, derribado, (trastorno emocional que produce en la persona un sentimiento de tristeza y desgana). 

Siendo, sin duda, el más grave de los tres estados indicados, la depresión es el resultado de la suma de los otros dos más la falta de búsqueda de solución para ambos. Por desgracia la depresión está demasiado presente en nuestra sociedad, ya no tan solo en casos de abatimiento temporal por situaciones meramente puntuales, sino en casos ya de necesidad de atención de profesionales en psicología y psiquiatría, necesitando medicación en muchos de ellos y terapias prolongadas por dichos profesionales. Como apunté en el principio del capítulo, el trabajo de dichos profesionales, se antoja necesario para dichos casos, pero la llave para cambiar esta dinámica de hundimiento emocional, y creo que cualquier profesional estará total o parcialmente de acuerdo conmigo, es sobre todo nuestra voluntad e implicación directa en el cambio. Siendo claro, la destructiva sociedad en la que vivimos nos obliga a superar metas continuamente, metas que no nos implican más que en nuestra salud mental, ya que los beneficios de dichas metas los recogen otros. Nos embarcamos inconscientemente en la lucha por la supervivencia de las fortunas de otros poniendo a su disposición nuestro bienestar y nuestros esfuerzos y si por alguna razón no conseguimos directamente lo que se nos exige, nos culpamos a nosotros mismos creando la sensación de agobio y frustración que desembocan en la falta de aprecio por nosotros mismo y en la profunda depresión, palabra que deberíamos sustraer definitivamente de nuestras vidas, ya que el mero hecho de pronunciarla ya nos evoca malos sentimientos y conflictos emocionales intensos. 

Solución para paliar las tres “D”. 

Como nadie tiene la clave de la verdad absoluta, puedo proponer lo que mi experiencia me ha aportado, soluciones para combatir estos estados destructivos que nos condicionan totalmente en nuestra vida personal y social. El tener la mente siempre activa, marcarte siempre pequeños retos, tener decisión, intentar retos sin ánimos de ser el mejor, sino de mejorar, escuchar los consejos sin imponerlos a nuestra forma de pensar, pero si usar las partes que nos pueden permitir avanzar y mejorar nuestro rendimiento. Todo esto es un buen remedio para la desidia, porque hace que tu mente este en movimiento constante, que no crees expectativas inalcanzables que puedan desembocar en el desánimo o la depresión. 

Compartir nuestras preocupaciones, escuchar las experiencias de los demás e intentar aprender de ellas, buscar el contacto con personas de diferentes maneras de pensamiento al nuestro, que puedan aportar otra perspectiva de nuestra situación, tener en cuenta todas las opciones que nos ofrece el día a día sin descartar ninguna, por absurda que nos parezca en ese momento, pueden ser alternativas viables para la lucha contra el desánimo, ya que nos permiten ver que hay mucha gente que, aun estar en situaciones similares o mucho peores, salen adelante motivándose con retos alcanzables. 

Como con el desánimo, con la depresión, el compartir nuestra situación con los demás nos puede aportar alivio y puntos de vista que nos pueden ayudar a darnos cuenta que podemos levantarnos. La atención de profesionales, cuando nos empezamos a dar cuenta de nuestro estado, es primordial, cuanta más prontitud más efectividad y cuanta más sinceridad a la hora de exponer nuestra situación en menos tiempo podremos ponerle una solución efectiva. No nos debemos avergonzar de acudir a psicólogos o psiquiatras, en caso de que sea necesario, si existen es porque es necesario, como tampoco debe afectarnos en el orgullo el tener que medicarnos si hace falta para estos casos, pero si rotundamente, debemos poner todo de nuestra parte para cambiar, para que todo lo que los demás nos ofrecen para auxiliarnos del abismo de la fosa de la depresión le demos la utilidad para que fue ofrecida. 

  
Según mi propia experiencia me ha enseñado, usar nuestro pasado para mejorar nuestro presente y así poder construir nuestro futuro, significa tener en cuenta todos los errores, desengaños, humillaciones y sobre todo sacar de todo ello la parte positiva, que siempre la hay, para poder aprender y dar solución a futuros problemas que puedan causar desasosiego y empujarnos a cualquiera de las tres “D” y así forjar cimientos firmes para que nuestra relación con nosotros mismos y por ende con los demás, se más sana y productiva. Porque no podemos olvidar una cosa muy importante, somos lo que reflejamos y reflejamos lo que sentimos y quien quiera poner coraza a su vida para dar otra impresión de lo que es en verdad, está dando pasos agigantados hacia caer atrapado por los pecados de la mente y sucumbir a sus redes de caos y destrucción. 

En definitiva, pensamientos positivos, nivel de autoexigencia asumible, constancia, vida social sana y adecuada, usar lo de ayer para cimentar hoy y construir mañana y sobre todo, aprender a querernos y a creer en nosotros mismos, es esencial para que los demás nos quieran y crean en nosotros.

Comentarios

  1. exelente ! me parece muy certera y veraz tu apreciacion de lo que significan esos tres pecados en la vida creo que son los principales tambien y causan muchas cosas mala y enfermedades si nos e saben llevar o canalizar! exelente exelente deverdad, quisiera leer el libro completo!!!! gracias por su aporte!

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    1. Gracias por su comentario, esto anima a seguir trabajando en el proyecto. En cuanto a lo del libro completo, cuando todos los capítulos estén terminados y publicados, lo dejare en un PDF para que se lo puedan descargar y leer tranquilamente cuando quieran.

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  2. la desesperacion nuca la explicastes como tal!

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    1. Como verá cambie el error ya que me quería referir a la depresión, puesto que para mi la desesperación forma parte intrinsica de la desidia y el desánimo, en cambio la depresión es una consecuecia. Como podrá ver el error esta subsanado y corregido. Mil gracias por su aporte.

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  3. desidia desanimo y deprecion ! donde esta la desesperacion!?

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