Coronavivrus (COVID19), un antes y un después.


Coronavivrus (COVID19), un antes y un después.


Enero de 2020, China hace público la existencia de un virus que, ya en ese momento, se les ha  descontrolado llevando al cierre de una región entera, foco principal del contagio. Hoy, dos meses después, la ya calificada como Pandemia por la OMS (Organización Mundial del al Salud), se ha cobrado más de 3.000 muertes, llegando a los más de 160.000 contagios en más de 140 países. Los número son, cuanto menos, mareantes. Lo más preocupante de la situación no es tanto el virus en sí mismo, sino la baja capacidad de concienciación de la población al cambio de hábitos a la que se debe someter para poder controlar dicha Pandemia.
El ser humano es un ser racional, eso es lo que nos decimos cada mañana cuando nos levantamos y nos miramos al espejo, pensando que todo seguirá siendo igual que el día anterior, el problema llega cuando un virus de tamaña ínfimo, entra en nuestras vidas y hace añicos todo nuestro sistema organizado, para revolverlo y girarlo hasta niveles insospechados. Cuando se conoció la noticia de este coronavirus, quien más quien menos pensó, está en China, eso queda muy lejos. Esto trasladado ha hace tan sólo dos décadas, cuando el SARS entró en escena, era una aseveración plausible y certera, pero en el mundo global que vivimos hoy en día, es como decir que la lluvia de la calle de al lado de tu casa no te alcanzará.
Nos está tocando vivir situaciones hasta ahora impensables, confinamientos, escasez en algunos productos sanitarios, como mascarillas, geles hidroalcohólicos, alcohol de farmacia, vemos imágenes de supermercados abarrotados, como si mañana se terminase el mundo, gente acaparando productos que, muchos de ellos no van a poder terminarselos ni en tres meses. Pero en contra partida, cuando las autoridades ordenan no salir de nuestras casas, si no es estrictamente necesario, ves como gente toma el sol en plazas, sale a pasear o lleva a niños a los parques, porque “a ver quien los aguanta todo el día en casa”. En estos casos, se demuestra, que ese ser racional, al que antes hacía referencia, pierde fácilmente su raciocinio, cuando su comodidad se pone en juego.
Otra consecuencia de esta Pandemia, o mejor dicho, del resultado de nuestra actuación ante ella, será sin duda, el cambio de muchos hábitos en muchos trabajos. Muchas empresas reacias al teletrabajo, ahora lo están usando como fuerza mayor, lo que supone, experimentar aquello a lo que te negabas a reconocer como opción de trabajo para tu empresa. Con esto no quiero decir que vaya a ser un Boom del teletrabajo, pero sí que muchas empresas que no se habían propuesto ponerlo en práctica, lo contemplarán como una opción viable a corto o medio plazo. En esa misma dirección se encuentra otro de nuestros escollos auto-impuestos, la enseñanza no presencial, enseñanza online o por videoconferencias. Si, en el peor de los casos, el confinamiento se prolonga, muchos centros de estudios, tendrán que tomar decisiones al respecto, ya que deberán cumplir con el calendario establecido, si eso es así, comenzaremos a ver más casos de enseñanza de este tipo de modelo. También afectará al modelo arcaico de las reuniones de empresa, puesto que, en la era de las telecomunicaciones, cada vez tiene menos sentido un puente aéreo saturado de directivos que viajan para una reunión que podrían hacer tranquilamente desde su oficina vía videoconferencia.
No hay que poner en duda la brutalidad que en número de víctimas va a tener esta Pandemia, ni las consecuencias económicas que va a acarrear, lo que si hay que tener muy claro, es que el (COVID19), va a marcar un antes y un después.

Este pequeño artículo va dedicado a todos esos héroes a los que nunca tenemos en cuenta, pero que estos días son los que están cuidando de nosotros, enfermer@s, doctor@s, equipos médicos, cuerpos de seguridad del estado, farmacéutic@s y otro colectivo que posiblemente no sea tan visible ni parezca tan importante, pero que sin su trabajo y su paciencia, el caos sería aún mayor, los trabajadores y trabajadoras de los supermercados y tiendas de abastecimiento, para todos, mi reconocimiento, porque todas y todos vosotros también tenéis familia y también teméis un contagio, pero seguís yendo día a día a aguantar avasallamientos para que esto no se caiga del todo.



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